Siempre será canción nueva


Entrevista con Nano Stern

El joven músico chileno expresa a una generación que, recuperando la herencia de Violeta Parra y Víctor Jara, gana lugar en los escenarios, las universidades y pisa las calles nuevamente. Una charla sobre la música, la lucha estudiantil y la represión del gobierno de Piñera.

> por Federico "Poni" Rossi

Nano Stern anda sólo, con la guitarra y la palabra y los pelos, porque tiene el pelo largo y rubio. Y barba algo pelirroja. Parece un vikingo, pero su sangre viajera dice que es heredero de abuelos medio gitanos germanos y húngaros. A los 19 años dejó Chile y partió hacia Alemania donde se las rebuscó como pudo, vivió como Okupa, tocó la guitarra, pensó palabras y le creció el pelo. Y la barba. Vivió otro tiempo en Holanda, volvió a Chile y formó algunos grupos como Mecánica Popular y Matorral. Ha grabado cuatro discos solistas (Nano Stern, Voy y Vuelvo, Los Espejos, y Las Torres de Sal). A esta altura tiene 27 años. 
En su camino encontró a otros cantautores andariegos como Chinoy, Camila Moreno, Gepe y Manuel García. En ese andar también encontraron y levantaron las viejas canciones e ideas de los referentes de la Nueva Canción Chilena, que a fines de los 60 marcaron el pulso de una generación que vivió esperanzada el ascenso socialista de Salvador Allende y sufrió el terror de la dictadura de Pinochet. 

FR: -En tus presentaciones incluís canciones de Violeta Parra y Víctor Jara, ¿existe en Chile esa recuperación hacia una historia que muchos creyeron borrada? 

NS: -Creo que lo que está sucediendo en Chile a nivel musical responde a un fenómeno que va mucho más allá de la cuestión musical, y que tiene que ver con un momento cultural y social muy potente, con un levantamiento de las nuevas generaciones que nacieron y fueron criadas en democracia. Yo me incluyo ahí porque nací en el año 85 y muchos de los músicos que acompañamos este momento somos de esta generación, como Pascuala Ilabaca, Camila Moreno y Chinoy. Yo tenía cuatro años cuando se acabó la dictadura, por lo tanto no tengo recuerdo reales de la represión. Y por lo mismo entonces no tenemos miedo al yugo de los milicos encima. 

FR: -¿Cuánto de herencia tiene este movimiento contemporáneo con respecto a la Nueva Canción Chilena y conjuntos como Inti Illimani, Quilapayún o los Jaivas? 

NS: -Nosotros vivimos una infancia donde se exacerbó toda la estética anglo, gringa digamos. Con la llegada de la democracia y las empresas discográficas y sellos que empezaron a invertir plata, surgieron bandas como La Ley, Los Tres, Lucibel y otras bandas de rock pop con un formato bastante estándar. Con una estética que venía desde otro lado, de las grandes estrellas, con mucha plata puesta ahí, con video clips con chicas guapas, y todas esas cosas raras. Pero fundamentalmente con una distancia entre el artista y la gente. 
Creo que afortunadamente, luego vino la internet y todo eso se fue al carajo, desapareció. En Chile la industria discográfica quebró y entonces se produjo un vacío que me parece en algún punto llenamos nosotros, con un canto que entiende que para ser original hay que conocer el origen. Darse cuenta de que uno es de una tierra y esa tierra tiene un sonido y tiene una historia y tiene cierta poesía. Porque así como tiene sabores y colores y paisajes, también tiene música propia. 
Y entonces partimos todos -cada uno por su lado- redescubriendo esa raíz de manera inocente, sin tomarle el peso a lo que estaba pasando. Pero hoy, como cinco años después tocando juntos, colaborando entre nosotros, grabando como podemos, se empieza a sentir realmente un recambio que viene directamente desde las grandes bandas de la Nueva Canción Chilena, como Inti Illimani, Quilapayún, hasta las que fusionaron rock como los Jaivas y Congreso, hacia nosotros. Diría que hay una posta directa con ellos y nosotros, porque lo que hubo en el medio queda como algo inconexo con esa energía. 

FR: -¿Y eso también se ve en las calles? ¿Cómo expresa la cultura en lo cotidiano a ese movimiento de estudiantes que lucha por la educación pública y gratuita?

NS: -Se expresa primero desde la capacidad de comunicar de manera pacífica pero clara: que ya basta. Que ya los abusos y el sistema que nos han impuesto y en el que hemos nacido no es sustentable, y no sólo que no es sustentable sino que ya está en una marcada crisis. Es necesario ser muy vehemente, ser muy claro y muy fuerte en la postura para no dejarse engañar y no dejarse llevar por las falsas promesas porque así se ha mantenido lo mismo de siempre durante los 25 años, que llevamos casi de democracia. Desde el fin de la dictadura funciona un doble estándar en el cual se vende una pomada de que lo mejor que podemos tener es una pseudo izquierda (que durante veinte años estuvo ahí gobernando con la Concertación). En el fondo lo que se hizo fue perpetuar las políticas económicas y sociales de la Dictadura de Pinochet, y nada más que eso.
Obviamente que se convive con la presión de tener a Estados Unidos como un gran hermano mayor para el que siempre Chile ha sido un gran laboratorio social a nivel mundial. Desde que derrocan a Allende, el primer presidente socialista elegido democráticamente, hasta todo lo que pasó con Pinochet, el Plan Cóndor y todas las dictaduras de Latinoamérica, siempre detrás de todo está Estados Unidos.
Por eso lo que está sucediendo hoy en Chile es tan importante y tan fuerte. Como músicos tenemos la suerte de vivir y de cantar en un momento histórico, en un momento de levantamiento social increíble, donde uno sale a la calle y hay más de medio millón de personas reunidas día tras día dando una lucha importante, con líderes claros, que son jóvenes, hasta adolescentes y tienen una convicción y una claridad increíble.

FR: -¿Y de qué manera participan ustedes en ese proceso?

NS: -En mi caso soy directamente amigo de varios de los líderes como Camila Vallejo, a quienes conozco desde antes que asumieran en la CONFECH (Confederación de Estudiantes de Chile). Entonces conozco bien desde donde se está planteando esta lucha por la educación, pero que atraviesa a todo el sistema. 
Aprendiendo lo de las otras generaciones, de nuestros abuelos, que si bien es necesario estar muy claros y de acuerdo, también es importante y darse cuenta que hay que evitar los dogmas que te pueden llevar a chocarte contra una pared sin darte cuenta.

FR: -Hablás de las generaciones pasadas, ¿cuán presente está la impronta de los años de la Unidad Popular, de la resistencia en la actualidad?

NS: -Los íconos del pasado son reivindicados, vuelven a ser íconos hoy porque nunca dejaron de serlo. No solamente hay una conciencia histórica sino que hay una fuerte organización. Cuando se produjo el punto más álgido de las movilizaciones y de las tomas universitarias, a mí me tocó ir a cantar varias veces a las tomas (yo ya no siendo estudiante), entrar y compartir las asambleas donde el nivel de conocimiento y estrategia en que se organizaban las marchas dan cuenta de que los jóvenes saben a lo que se están enfrentando. 

FR: -¿Y cómo sobrevivió esa cultura de organización en un pueblo con una dictadura tan larga como la de Pinochet?

NS: -Creo que hay una conciencia en la continuidad de que el enemigo es el mismo a pesar de que hoy gobierne Piñera y no Pinochet.
Se tiene bien en claro que hay un enemigo enfrente que a la hora de los quiubos –a la hora de los bifes, aquí-, va a recurrir a la violencia. Y eso quedó demostrado en cada manifestación donde los carabineros reprimen salvajemente a chicos y chicas de 14 o 15 años.
A partir de esta realidad me pasa algo interesante: yo en mi música intento transmitir un mensaje de paz, de amor -porque creo que desde ahí se pueden generar cambios verdaderos a nivel macro, social y a nivel interno-, pero como generación ya nos toca caer en cuenta de que finalmente los que tienen el poder cuando realmente se sientan amenazados van a recurrir a la fuerza, a la violencia y si es necesario van a asesinar gente. Y no es que lo vayan a hacer porque uno diga que lo van a hacer, sino que lo van a hacer porque lo han hecho una y otra vez en los últimos cien años de Chile. Hay que ser muy ciego para creer que no lo van a hacer cuando lo han hecho y vuelto a hacer.

FR: -Ser consciente de la represión implica un nivel de compromiso importante.

NS: -Creo que lo importante es no ser inocente. Nuestra herencia nos dice que no podemos caer en la inocencia en que cayeron algunas generaciones anteriores. Evidentemente si se quieren cambiar ciertas cosas, llegado el momento hay que dar una lucha. Los hechos de hoy me llevan a cuestionarme esa cuestión de si la lucha debería ser pacífica o no. Lamentablemente la historia nos demuestra que no ha sido posible la lucha meramente pacífica. 
Por otro lado, se ha demostrado que hay una juventud con un aguante increíble y una convicción profunda que nos lleva a estar dispuestos a sacrificar algunas cosas por otras. 

FR: -De alguna manera es la discusión sobre la violencia que se diera entre el MIR de Miguel Enríquez y la socialdemocracia…

NS: -…Sí, el idealismo del socialismo de salón. Es una pregunta que me empiezo a hacer. Nunca lo había pensado, pero los hechos recientes y la historia te obligan a plantearte ciertas cosas. No solamente las flores, la paz y el amor, sino que también hay otras cosas que inevitablemente tienen que entrar en juego.

FR: -En el escenario también pareciera que fueras de la paz a la violencia en muy poco tiempo, jugás mucho con la guitarra y esa transición parece muy natural.

NS: -Sí, claro. Sin dudas. Me va muy bien esa convivencia del amor y el odio, y ambas flotan de una misma raíz. La convivencia viene también de la música que nos influye. Existe la posibilidad de escuchar el canto más profundo de Violeta Parra y tras de eso escuchar a Jimi Hendrix con toda su vehemencia y escuchar música electrónica. Luego subes al escenario y ahí te sale todo eso que ya está adentro.

FR: -Preguntarte cómo te llevas con el gobierno de Piñera, ¿es una obviedad no?

NS: -Tres días después de que Piñera ganara la presidencia nosotros estuvimos cantando en el Festival de Olmué -que con el de Viña del Mar es el único que se televisa-, junto a Manuel García y Camila Moreno, y esa fue la primera manifestación pública de oposición clara. Fue muy fuerte porque en cinco minutos ganamos muchos amigos y muchos enemigos. Pero son opciones que hay que tomar, porque si el canto finalmente va a tener sentido tiene que venir desde un lugar real, como dijera Víctor Jara en su manifiesto.


# Nota publicada en la revista Mascaró #5, septiembre 2012.

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